sábado, 25 de mayo de 2013

"La vida es un camino cerro arriba"


...Iba saliendo del campamento base hacia la "cumbre" con muchas ideas en la cabeza, con un corazón agitado y algo herido, pero en gran medida, lleno de esperanza, algo que creo la caracterizaba en su totalidad...

Con una mochila llena de sentimientos, dudas, incertidumbres, amor, heridas, sufrimiento, alegrías, penas, sueños, compromisos y algo de confusión comenzó el camino.

A medida que ella emprendía su viaje, había algo en su pecho que no la dejaba pensar con claridad... "Será mucha gente? Muchos estímulos? Muchas cosas por qué sorprenderse?" pensaba ella... De pronto a alguien se le ocurrió la fantástica idea de caminar separados por 5 metros y apreciar con mayor serenidad el paisaje. 

Brillaron sus ojos al ver que podía tener tiempo para canalizar y mezclar con la naturaleza todo lo que traía en esa pesada mochila. Fue así como partió mirando el piso y se encontró con un camino de piedras lleno de desniveles, unas eran firmes donde podía; pisar, impulsarse y seguir avanzando y otras, donde tan solo las tocaba con la punta del pie y éstas se desprendían haciéndola caer. Al primer tropiezo ella pensó: "Hey! esto es como la vida... si no me paro y sigo nunca podré descubrir que hay más adelante". Fue así como su camino se alegró y empezó a darle significado a todo lo que encontraba.

Entusiasmada primero pensó "Las Piedras", el camino estaba lleno de ellas, de distintos tamaños, colores, texturas, algunas eran firmes y otras más resbaladizas, eso le recordó a las personas que han pasado por su vida, sus amigos y familia que habían sido esas rocas más firmes donde ella se había impulsado, apoyado o incluso descansado en los momentos más terribles y dolorosos o bien en los momentos más felices de su vida donde esas piedras la habían ayudado e impulsado a estar ahí. Por otro lado ella le encontraba una similitud a personas con las que había compartido y eran  esas piedras que a su visión parecían firmes pero que al primer apoyo, no lograban soportar su peso y la hacían caer fuertemente. Por último las piedritas que adornaban el camino, esas que estaban visiblemente sueltas y que en sus primeros pasos por el sendero la hicieron resbalar, esas que gracias a la experiencia que tuvo al principio nunca más pisó. 

La diversidad de colores y formas la tenían totalmente asombrada, ya cada piedra era diferente la una de la otra y eso hacía le más sentido a la originalidad de las personas.

Luego se fijó en los "Desniveles de la Tierra", montículos, hoyos, lomitos, paredes que guiaban su camino y pensó ... "éstas son las oportunidades y pruebas que me pone la vida para que yo aprenda" algunos desniveles la hicieron sufrir más de alguna sorpresa; una cuasi caída, torcedura o un cálido impulso. A lo largo de la ruta ella aprendió que debía esquivar los hoyos, pisar fuerte y firme en los montículos y así avanzar con seguridad.

Ella ya se había acostumbrado a andar libremente por el sendero de la vida, sus pisadas se acomodaban en todo tipo de superficies, se apoyaba en la rocas firmes y esquivaba los lugares donde ella ya sabía que podía caer. Fue así como de repente todos sus sentidos ya no estaban en las piedras y los desniveles de la tierra ya que una vez más, el camino le había dado una sorpresa.

"Una Flor" susurró delicadamente. Enternecida y asombrada por tal descubrimiento, se detuvo a observarla, admirarla y apreciarla... al levantar un poco más la vista se dio cuenta que habían más flores, plantas, ramas y hojitas en el suelo. Su alegría creció aún más, ya que el camino que parecía tan árido y complicado cada vez fue tomando vida... inmediatamente y sin pensarlo ella recogió esa preciosa flor que le llamó tan profundamente la atención. A medida que avanzaba por el colorido sendero sus bolsillos comenzaron a llenarse con hojas de colores raros y hermosos, piedras con formas y texturas asombrosas, incluso una varita de madera la acompañó por un rato. Fue así como ella pensó que la vida te pone delicadamente a personas y oportunidades que te hacen hacer un alto en el camino, para que des el tiempo de recogerlas y llevarlas contigo, a demás para que te deleites con su belleza, las admires y especialmente saques lo mejor de ellas y por supuesto las cuides y no las dejes ir.

Siguiendo la ruta, los estímulos comenzaron a llevar la vista de la niña a los árboles que estaban a su alrededor con sus enormes troncos y el musgo que se posaba sobre ellos. Mirando a lo alto estaban las copas de los árboles con unos verdes de distintas tonalidades.  Mirando entre medio de las hojas, la niña se asombró al ver un pedacito de Cielo de un celeste muy brillante  y recordó que al principio del camino estaba todo cubierto por nubes. Perdida en tanta belleza y con su mirada clavada en el cielo, la joven volvió a caer....

Al estar tirada en el suelo pensó "Tantas veces que nos perdemos en lo alto, que olvidamos lo que pasa a nuestro alrededor" con convicción y seguridad  se levantó y retomó el paso hasta llegar a su destino final.

Al llegar a su casa vislumbró que no solo había pasado un lindo día con sus amigos en la montaña, sino que también, cayó en cuenta que la Naturaleza le había enseñado una gran lección y que la mochila tan pesada que llevaba en sus hombros estaba casi vacía, exceptuando por un par de piedras, 3 hojas, y 1 flor el bolsillo exterior.